La Cancillería venezolana emitió este martes un comunicado en el que rechaza el reportaje “Colombianos huyen de las medidas enérgicas de Venezuela contra inmigrantes” publicado por el diario estadounidense New York Times, en el que se pretende desconocer las verdaderas causas que obligaron al Gobierno venezolano a decretar el Estado de excepción y cierre de la frontera el pasado 21 de agosto, a fin de restablecer la paz y seguridad en la región fronteriza con Colombia.
“El reportaje, que intenta señalar al Gobierno como perseguidor de inmigrantes, tergiversa por omisión lo que ha sucedido en la frontera entre Venezuela y Colombia, del Táchira, antes y después del cierre y la declaratoria constitucional del estado de excepción” reza el documento.
A continuación texto integro:
El 27 de agosto, el New York Times publicó un artículo titulado “Colombianos huyen de las medidas enérgicas de Venezuela contra inmigrantes” (Colombians Flee Venezuela’s Crackdown on Immigrants) con el que se presenta un cuadro totalmente sesgado de lo que realmente sucede en la frontera, que no solo desdice del periodismo de investigación de ese diario, sino que supone intencionalidad para desprestigiar.
El reportaje, que intenta señalar al Gobierno como perseguidor de inmigrantes, tergiversa por omisión lo que ha sucedido en la frontera entre Venezuela y Colombia, en el Táchira, antes y después del cierre y la declaratoria constitucional del estado de excepción.
La nota vincula las causas del cierre únicamente al atentado perpetrado contra efectivos militares, además de que pone en duda el que haya sido un ataque paramilitar. De hecho, en el reportaje no existe el paramilitarismo ni las bandas criminales, estas son solo referencias que le han oído nombrar al presidente Nicolás Maduro.
Ninguno de los cuatro periodistas del NYT que participaron en la elaboración del reportaje pudo averiguar si entre los más de mil repatriados de los cuales dan cuenta, había algunos dedicados al contrabando o vinculados con otros delitos transfronterizos. Tampoco pudieron averiguar si había un inmenso prostíbulo donde se encontraron niñas. No se acercaron a preguntar si un inmenso bar era realmente un centro de secuestros con un sistema subterráneo para cautiverio de humanos. Y más aún, sólo encontraron analistas que vincularan el cierre a la política electoral.
También dice el escrito de NYT que “cientos de colombianos huyen por la frontera, evadiendo la ofensiva contra los inmigrantes”. Es evidente que NYT quiere dibujar un cuadro de Gobierno perseguidor. La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), que tiene oficina en Colombia por el conflicto interno que vive ese país, ha calificado a los no repatriados que se han ido a Colombia como “retornados de forma espontánea”. Pero para NYT es gente que huye de una ofensiva.
El reportaje obvia igualmente todo reconocimiento de Colombia sobre los problemas en esa frontera. Solo refieren las quejas del presidente Juan Manuel Santos sobre los repatriados. Obvian a la canciller María Ángela Holguín, que lo primero que hizo tras el cierre de la frontera fue reconocer los problemas de bandas criminales dedicadas al narcotráfico y al contrabando que afectan por igual a los dos países. Son muchos los voceros colombianos, que a pesar de críticas a las repatriaciones han advertido sobre las causas de los problemas de una frontera compleja y que el NYT desconoce.
01 de septiembre de 2015
MPPRE
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